Esta tarde estaba lloviendo como todo el día, hacia un día de perros, al salir de Mercadona escuché una voz apenas perceptible, miré a mi izquierda y vi a un joven rubio de unos 25 años , a su lado se encontraba una mujer de rasgos mulatos de unos 45 años, los dos estaban empapados y con el gesto encogido por el frio, el joven al ver que les prestaba atención me repitió lo que me había dicho antes, de nuevo con un tono bajo, triste, desesperado y vergonzoso a la vez, como de alguien a quien esa situación le avergonzara, pero que no tenía más remedio que hacer. Me pregunto si les podía dar algo para comer, les respondí que no tenía dinero suelto, les mostré mi carro el cual no llevaba moneda alguna y les dije, mirad no tenía monedas ni para el carro y me dejaron la llave, y seguí adelante. Al dar dos pasos caí en la cuenta de que no me habían pedido dinero, sino algo para comer, me volví hacia ellos y les pregunté si les venían bien unas latas, a lo cual los dos me respondieron al unísono que sí. Les di un pack de tres latas de calamares en salsa americana, gesto que ellos me agradecieron con unas palabras educadas, amables y con una mirada sincera.
Sé que no les he solucionado mas que el problema de comer algo esa noche, mañana tendrán que pedir para comer otra vez, espero que otras personas les miren cuando lo hagan, que no miren para otro lado como estamos acostumbrados a hacer. los indigentes ahora llamados los invisibles, son gente como tú y como yo, a los cuales la vida les ha sonreído menos.
Nadie está exento de terminar en la calle, esta crisis está haciendo que muchas personas se vean abocadas a vivir de la ayuda de familiares, estos son los más afortunados, muchos tienen que recurrir a instituciones públicas y privadas, las cuales están desbordadas, otros desgraciadamente de la vergüenza que sienten por verse en esa situación se mueren de hambre, de pena, o simplemente se suicidan en la mas absoluta soledad y si que nadie se entere.
No soy ningún ejemplo de bondad, sé que podría hacer más de lo que hago por las personas que lo están pasando mal, tanto en España como en el resto del mundo, pero de un tiempo a esta parte cuando veo a alguien pidiendo le miro, le escucho, y si llevo le doy algo para aliviar un poco su necesidad, pienso en que si yo me viese en esa situación me gustaría que al menos me prestaran atención, y me ayudaran aunque fuese un poco, y no me ignoraran como si fuese un perro.
Admiro a las personas que desinteresadamente dan a los demás algo de lo que tienen, son un ejemplo a seguir y hacen que este mundo se mejor, como Marco, el cual no va sobrado a final de mes, pero da lo que puede para ayudar a los demás, que es su tiempo. Colabora con caritas en la distribución de ayuda a las personas que lo necesitan, y me cuenta que están desbordados, que la crisis está haciendo estragos.
El otro día mi amiga “Leito” puso en su Facebook un cuento de Jorge Bucay, autor que recomiendo a todo el mundo. Este cuento viene como anillo al dedo a mi reflexión de hoy, es cortito, profundo, te hace pararte a pensar, como todo lo que Jorge escribe, os lo dejo para que lo escuchéis y sobre todo para que practiquéis con el prójimo el mensaje que nos transmite.
Besos y abrazos
Jorge Bucay. La princesa
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3 comentarios :
Me ha dado un vuelco el corazón, y por supuesto (raro en mí) me has echo llorar!.
!que razón tienes!
Me encanta!!! Me has nombrado en tu blog, qué ilusión!!!!! Es que me encantan los blogs!! Considero que es una labor desinteresada y que hace que otras personas aprendamos, reflexionemos, discutamos, en definitiva pensemos y no nos aborreguemos. Gracias por nombrarme y enhorabuena por el blog.
gracias a las dos por dedicar un poco de vuestro tiempo a ver mi blog y a hacer comentarios sobre las cosas que rondan en mi interior, un beso para las dos, GUAPETONAAASSSSSSSSSS
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